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Thursday, April 7, 2016

Un Ataque de Imprudencia

Nuestro niño en la unidad de cuidados intensivos luego de su operación de corazón abierto en marzo 2011
 
Ayer “Facebook” me recordó que un 6 de abril del 2011 fue el primer día que el corazón de nuestro hijo Frandiego funcionó sin la ayuda de un marcapaso luego de la cirugía de corazón abierto que tuvo a sus 4 meses de edad. El 28 de marzo del 2011 Frandiego entró a sala de operaciones para corregir un defecto  congénito que resultó en fallo congestivo del corazón. Cuando terminó el proceso, el cirujano nos explicó que la operación había sido exitosa pero que le habían colocado un marcapaso externo porque su ritmo cardiaco no estaba normal. Nos advirtió que era una complicación bastante común en este tipo de intervenciones y que debía resolverse en las próximas horas. Pero pasó el primer día, el segundo día, el tercer día…y ya al cuarto día el doctor nos dijo que Frandiego tendría que entrar a sala de operaciones nuevamente para colocarle un marcapaso permanente. El cirujano tenía un viaje programado y no podía operar a Frandiego hasta su regreso en un par de días. Así que Frandiego permanecería en la unidad de cuidados intensivos hasta la segunda operación.

La noche antes de la operación del marcapaso mi esposo Fernan tuvo lo que nosotros dos le hemos llamado graciosamente “un ataque de imprudencia”.  Vi a mi esposo en un momento de oración intenso y persistente porque aunque esta segunda operación era más sencilla, él simplemente no podía dejar de pedirle a Dios que obrara en el cuerpo de Frandiego por medio de una intervención milagrosa. Recibimos una llamada de la unidad de intensivo en la mañana.  Cuando tienes un bebé en intensivo y recibes una llamada del hospital se te congela el corazón. Era para notificarnos que durante la noche el corazón de Frandiego comenzó a latir normalmente sin la ayuda del marcapaso. Que estaría unos días más en observación para confirmar que no era un evento transitorio. Entonces tuvimos un “ataque de llanto y de agradecimiento”. Frandiego salió del hospital luego de 14 días sin un marcapaso.

Pero hemos tenido otros “ataques de imprudencia” en nuestras vidas con resultados diferentes a los que pedimos. Entonces, ¿qué se produce en nosotros cuando esto pasa? ¿Un ataque de qué? Las pruebas pueden provocar resultados totalmente opuestos. Pueden provocar que abras tu corazón o pueden provocar que cierres tu corazón. Pueden hacerte más sensible a lo que Dios está haciendo o  pueden nublar por completo tu visión. Pueden hacerte más agradecido o  más cínico. Pueden fortalecer tu vida de oración o pueden debilitarla al hacerte pensar que es un ejercicio inútil.

Cada vez menos puedo explicar el  misterio de la oración,  pero cada  vez más creo lo que la Biblia enseña acerca de ella.
  • Dios ha escogido la oración como un medio para ser glorificado. “Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.” (Juan 14:13)
  • Mientras más lleno estoy de la Palabra de Dios, más alineadas  estarán mis oraciones a la voluntad de Dios. “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho.” (Juan 15:7)
  • Dios es soberano y a la misma vez la oración produce cambios. Para nosotros eso a veces representa un dilema o una contradicción, pero para Dios no. “La oración eficaz del justo puede lograr mucho. Elías era un hombre de pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto.” (Santiago 5:16-18)
  • Dios ha dispuesto que la oración es necesaria cuando estamos en tiempos difíciles. “¿Sufre alguno entre vosotros? Que haga oración.” (Santiago 5:13)
  • Dios desea que oremos sin desanimarnos. Tenemos un Dios Justo que escucha y se mueve a misericordia.  “Escuchad lo que dijo el juez injusto. ¿Y no hará Dios justicia a sus escogidos, que claman a El día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles?” (Lucas 18:6-7)
  • La oración me recuerda el evangelio. Porque sólo podemos llamar a Dios Padre por los méritos de Jesús y su sacrificio en la cruz. “Vosotros, pues, orad de esta manera: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre”. (Mateo 6:9)
  • Está  bien no saber cómo orar. El Espíritu Santo ora por mí…dentro de mí…y siempre pide lo que es mejor. “Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles; y aquel que escudriña los corazones sabe cuál es el sentir del Espíritu, porque El intercede por los santos conforme a la voluntad de Dios.” (Romanos 8:26-27)
Así que oremos. Oremos con “ataques de imprudencia”,  con “ataques de miedo”, con “ataques de dependencia”, con “ataques de desesperación”, con “ataques de llanto”, con “ataques de confianza”, con “ataques de santa expectativa”, con “ataques de confusión”, con “ataques de humildad y sujeción”, con “ataques de lo que sea”…pero oremos. Y confiemos en Su respuesta no importa cuándo llegue y cómo llegue. 

Gracias "Facebook" por hacerme recordar. 


Becky
All rights reserved. Rebecca Parrilla, April/2016.


Thursday, February 25, 2016

Confesiones de una Calabaza - La mastectomía



Muchas veces en este "journey" me siento "calabaza" (en referencia a Cenicienta). No hay zapatillas de cristal, tiaras, ni lazos rosados, lo que hay son muchas emociones y pensamientos. Los  comparto porque es terapéutico tratar de identificarlos y describirlos. Y porque tal vez sirva para educar a otros acerca del tema.

Aquí van mis "confesiones de una calabaza" ahora que mi equipo médico está discutiendo conmigo la próxima etapa: la mastectomía.

No. No me emociona la idea de una cirugía.

No. Una mastectomía/reconstrucción por motivos oncológicos no es lo mismo que un "boob job" (aumento de senos con implantes) gratis. El procedimiento no es el mismo, el estado físico no es el mismo, el estado anímico no es el mismo y las razones no son las mismas.

No. Yo no hubiera elegido someterme a un par de cirugías en esta etapa de mi vida (porque la reconstrucción es un proceso). Especialmente, con un niño de 5 años y 30 libras al que hay que cargar y llevar al hombro, que todavía usa pañales, y que requiere cuidados especiales (delegar su cuidado mientras me recupero es lo más que me pesa).

Sí. Es una bendición que pueda llegar a esta otra parte del proceso. Hace pocos años atrás las pacientes de cáncer de seno metastásico ni siquiera tenían la opción. El promedio de vida era (y todavía aparece en "Google") aproximadamente 2-3 años luego del diagnóstico y el enfoque era cuidado paliativo.

Sí. Debido a que he respondido bien al tratamiento y mi hígado está mucho mejor, hace sentido atacar el tumor primario del seno.

Sí. Este proceso no es solo mío. Tengo una familia maravillosa, tengo hermanos y hermanas en Cristo, y tengo amigos. Amor nunca me falta.

Sí. Este tiempo no estaba en mi agenda, pero es parte de un plan más grande que yo. Dios es soberano. El nunca está sorprendido ni limitado.

Sí. En esta próxima etapa Su gracia no va a faltar. Nuevamente, Su gracia será suficiente.

Sí. Yo soy más que mi cabello y más que una parte de mi cuerpo. Mi identidad y mi valor están definidos por mi relación con Cristo.

Sí. Mi problema más grande no es la mastectomía. Mi problema más grande ya fue resuelto. Hay uno cuyo cuerpo fue molido en una Cruz para garantizar eternamente mi salvación y sanidad.

Estas son mis "confesiones",  aunque les confieso que no siempre las pienso en este orden.


Becky

All rights reserved. Rebecca Parrilla, February/2016



Tuesday, February 9, 2016

Las cosas de cada día - Llamando las cosas como son


Sucedió después de estas cosas que la mujer de su amo miró a José con deseo y le dijo: Acuéstate conmigo. Pero él rehusó y dijo a la mujer de su amo: Estando yo aquí, mi amo no se preocupa de nadaen la casa, y ha puesto en mi mano todo lo que posee. No hay nadiemás grande que yo en esta casa, y nada me ha rehusado excepto a ti, pues tú eres su mujer. ¿Cómo entonces iba yo a hacer esta gran maldad y pecar contra Dios? Y ella insistía a José día tras día, pero él no accedió…” (Génesis 39:7-10)

Todos estamos en una batally nuestros enemigos no son pasivos. Para enfrentar las tentaciones de cada día tenemos que tener un sentido correcto de Dios y hay que llamar las cosas como realmente son. José seguía siendo un esclavo y pudo llamarle a su situación desventaja, abuso de poder, algo que otros han hecho antes, etc., pero le llamó como lo que realmente era, un pecado contra Dios.

Una de las batallas más grandes cuando te enfrentas a un diagnóstico de enfermedad es la batalla contra los pensamientos. Pero hay que preguntarse cómo esos pensamientos hacen que veamos a Dios. Si lo hacen ver menos santo, menos sublime, menos poderoso, menos bueno, menos justo, menos misericordioso, pues tenemos que llamar esos pensamientos como lo que realmente son.  Esto es algo con lo que creo que la mayoría de las madres pueden identificarse.  La gran pregunta de “¿Qué pasa si le falto a mis hijos? Y es algo que realmente me molestaba. Entonces me pregunté: ¿qué es lo que realmente puede pasar? Pues que el Señor los va a consolar, que Dios los va a cuidar, que Su gracia no va a faltar, que Su amor seguirá siendo real, que Su propósito en ellos se va a seguir cumpliendo a pesar de, etc. Y me di cuenta que lo que realmente me molestaba era esa idea de que nadie los iba a cuidar como yo, a defender como yo, ni  amar como yo. Pero el problema es que bajo esa premisa, lo que yo puedo hacer por ellos es mejor que lo que hasta Dios puede hacer. Y eso hace a Dios menos sublime, menos poderoso, menos amoroso, menos bondadoso. Así que en el fondo de ese pensamiento inofensivo y de un razonamiento que parece justificado,  lo que hay es mi orgullo creyendo que yo sé más o que yo puedo hacer más que lo que Dios puede hacer y eso es pecado. Hay que llamar las cosas como realmente son. 

Tal vez no se llama ser precavido, a lo mejor es afán. Tal vez no se llama ser realista, a lo mejor es duda. Tal vez no se llama ser justo, a lo mejor es orgullo. Tal vez no se llama “lo que otros hicieron”, a lo mejor es “como yo reaccioné”. Tal vez no se llama progresar, a lo mejor es no estar contento con lo que tengo. Tal vez no se llama ser cauteloso,  a lo mejor es temor. Tal vez no se llama protegerme, a lo mejor es no perdonar. Tal vez no se llaman recuerdos, a lo mejor es amargura. 

Para las tentaciones de cada día hay que enfrentarse con la santidad y la majestad de Dios cada día. Todo lo que atente contra esa santidad y esa majestad es pecado. 

Oh, Señor, ¡ningún dios puede compararse a ti! ¡Nadie es santo ni grande como tú! (Exodo 15:11)

Oh Señor, Dios de los ejércitos, ¿quién como tú, poderoso Señor? Tu fidelidad también te rodea. (Salmo 89:8)

Porque tu justicia, oh Dios, alcanza hasta los cielos, tú que has hecho grandes cosas; oh Dios, ¿quién como tú? (Salmo 71:19)

Para las tentaciones de cada día hay que depender de la fidelidad de Dios cada día

No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistirla.”  (I Corintios 10:13)


Becky


All rights reserved. Rebecca Parrilla, February/2016

 

Tuesday, February 2, 2016

Las cosas de cada día - ¿Dónde está tu Dios?

Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?” (Salmo 42:3)

¿Les hago una confesión?  Muchas veces cuando yo estoy orando por varias peticiones a la misma  vez y una de ellas es “súper, súper importante, grande, y difícil”, trato de prestar atención a otras peticiones más sencillas. Entonces cuando veo que esas otras peticiones se van resolviendo, me consuelo pensando que de la misma forma que “me escucharon” con esas otras peticiones, así sucederá con la petición “súper, súper importante, grande y difícil”. Pero hay temporadas en las que hasta las peticiones sencillas se complican en vez de resolverse y lo que escucha el alma es una voz que dice “¿Dónde está tu Dios”. 

Otras veces basta con tomar el teléfono móvil o leer el periódico y ver gente con situaciones similares a la tuya que terminaron con un final diferente al que anhelas y otra vez se escucha la voz que dice: “¿Dónde está tu Dios?”. Quizás has escuchado la voz al salir del tribunal; en el pasillo de un hospital; cuando abriste el sobre con la demanda judicial; al salir de una reunión de la escuela de tu hijo(a); frente a un féretro; al entregar  las llaves de tu negocio; al concluir esa llamada telefónica; al ver pasar el tiempo; al terminar una relación…”¿Dónde está tu Dios?”. El salmista vivía una temporada en la que escuchaba esa voz cada día. 

Al final del salmo todavía el salmista está en el proceso de decirle a su alma “¿Por qué te abates alma mía y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios…”. Pero mientras tanto hay unas verdades que lo sostienen.

De día El Señor me envía su amor” (ver 8a, DHH)

Esa palabra “envía” se refiere a una orden, denota autoridad. El Señor ha dado la orden para que cada día recibamos su amorAsí que en medio de temporadas que nos gritan cada día “¿Dónde está tu Dios”, no dejamos de creer que Dios está enviando su amor cada díaNO NOS VA A FALTAR EL AMOR DE DIOSMuchos se preguntarán, ¿pero cómo se ve Samor? Dice Juan 1:17 “pero el amor y la verdad se han hecho realidad por medio de Jesucristo”.  Veo Su amor cuando veo a Jesús. Veo Su amor cuando veo la Cruz.

Y de noche no cesa mi canto ni mi oración al Dios de mi vida” (ver 8b, DHH)

El salmista ora y canta. Tal vez oraba cantando o cantaba orando, eso no lo sabemos, pero no cesa de hacerlo. Y es una expresión de fe porque la dirige al “Dios de su vida”. Y en temporadas que nos gritan: “¿Dónde está tu Dios” no hay una fuente de consuelo más poderosa que recordar que somos del SeñorSomos hechura suya (Efesios 2:10).  Y Dios no abandonará la obra de Sus manos (Salmo 138:8). El que comenzó en nosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús (Filipenses 1:6). 

“¿Por qué te abates alma mía y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios…El ha enviado Su amor y mi vida es suya

Wednesday, January 27, 2016

Las cosas de cada día - "La música de fondo del alma"

Ella y yo después de la tormenta de nieve

Oh Señor, ¿hasta cuándo te olvidarás de mí? ¿Será para siempre? ¿Hasta cuándo mirarás hacia otro lado?  ¿Hasta cuándo tendré que luchar con angustia en mi alma, con tristeza en mi corazón día tras día? ¿Hasta cuándo mi enemigo seguirá dominándome? Vuélvete hacia mí y contéstame, ¡oh Señor, mi Dios!  Devuélvele el brillo a mis ojos…” (Salmo 13:1-3) 


En días recientes vivimos nuestro primer evento grande de nieve desde que nos mudamos a los Estados Unidos. En anticipación al evento mi niña no dejaba de preguntarme "¿Mamá, cuándo va a comenzar a nevar?" Y luego que comenzó a nevar y pasó 1 hora, 4 horas, 12 horas, 20 horas, 24 horas, 30 horas…ella no dejaba de preguntar "¿hasta cuándo va a nevar?". ¿Hasta cuándo? es una pregunta que nos hacemos a menudo. Y a diferencia de la tormenta de nieve no hay una aplicación en el teléfono móvil que pronostique el final de otras tormentas de la vida.

El salmista también preguntó hasta cuándo. Hasta cuándo te olvidarás. Hasta cuándo mirarás hacia otro lado. Hasta cuándo tendré que luchar con angustia en mi alma. Hasta cuándo mi enemigo seguirá dominándome. Tal parece que era su música de fondo,  su conversación interna cada día. Y es que a veces nosotros somos nuestros peores consejeros. Es un asunto de cada día decidir qué "música de fondo" escuchar. Es un asunto de cada día "predicarle al alma" en lugar de añadirle tristezas y angustias.
 

En medio de su situación el salmista no dejó de orar. Y le pidió a Dios que le devolviera el brillo a sus ojos. Otra versión dice "alumbra mis ojos para que no duerma de muerte". Hay una gran enseñanza aquí. Porque el salmista parece haber entendido que aunque sus sentimientos eran reales, aunque su angustia era real, su tristeza era real...no necesariamente su percepción de la realidad era la realidad. El podía sentir que Dios se había olvidado, pero la realidad es lo que la Biblia dice: "¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti." (Isaías 49:15). El podía  sentir que Dios le había dado la espalda, pero la realidad es lo que la Biblia dice: "Porque El no ha despreciado ni aborrecido la aflicción del angustiado, ni le ha escondido su rostro; sino que cuando clamó al Señor, lo escuchó." (Salmo 22:24).

Así debemos ver las cosas cada día. Las emociones y los sentimientos pueden ser muy reales. Y hay sanidad en reconocer esos sentimientos y emociones.  Podemos validar nuestro "derecho humano" de experimentarlos. Pero no siempre podemos concluir que nuestra percepción de la realidad es la realidad. Tenemos que validar como autoridad y fuente confiable lo que la Palabra de Dios dice de nuestra realidad.

El salmista termina este salmo con una expresión de alabanza:
"Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se regocijará en tu salvación. Cantaré al Señor porque me ha colmado de bienes" (Salmo 13:5-6)

Esta expresión habla de la salvación del Señor. El famoso predicador del siglo 19, Charles Spurgeon, predicó un sermón de este salmo y decía que aún cuando parece que Dios ha escondido su rostro, no dudemos que ese rostro es un rostro de amor. Yo añado que la salvación nos recuerda que ya hemos visto Su rostro de amor en el rostro de Jesús.

Becky

All rights reserved. Rebecca Parrilla, January/2016.

Tuesday, December 15, 2015

Reflexiones de Navidad - No necesito una explicación


Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; porque nada hay imposible para Dios.” (Lucas 1: 34-37)

Esta semana tuve cita para discutir los resultados de las pruebas genéticas sugeridas por mi oncóloga. Fui recomendada porque “soy muy joven para tener cáncer”; para incluirme en unos registros nacionales porque todavía no hay mucha información acerca de mutaciones específicas para mujeres hispanas aunque lamentablemente hay mucha incidencia de cáncer;  y porque le estuvo curioso que tuviera un hijo con un síndrome genético.

La persona que discutió conmigo los resultados me dijo: “La buena noticia es que no detectamos alguna mutación.   La mala noticia es que no tengo una explicación para que tú, con 39 años, tengas cáncer de seno metastásico”.  Y yo le dije: “Yo estoy contenta, yo no necesito una explicación”. Yo misma no podía creer lo que acababa de decir porque a mí me encantan las explicaciones, y si son científicas me encantan aún más.  Pero yo sé que este cáncer era parte del plan y que el Dios soberano siempre ha estado y estará en control de mi vida. El vio la primera célula cáncerosa de mi cuerpo. Ese día Dios no estaba distraído u ocupado en otra cosa. El vió la primera célula que migró y se alojó en mi hígado. Y en el momento que eso sucedió Dios no estaba de “break”. Pero también El vió mi embrión como dice el Salmo 139 y en su libro escribió todas aquellas cosas que fueron formadas, todas las etapas de mi vida, sin faltar una de  ellas. Yo no necesito una explicación.

El mensaje de la Navidad no tiene que ver con explicaciones. El mensaje de la Navidad es que NADA HAY IMPOSIBLE PARA DIOS. No hay explicación para que el Espíritu Santo venga sobre una virgen y que nazca un bebé que sea Hijo de Dios. Pero fue posible porque nada hay imposible para Dios. No hay explicación para que Dios se volviera 100% humano sin dejar de ser 100% Dios. Pero fue posible porque nada hay imposible para Dios. No hay explicación para que siendo en forma de Dios, no estimara el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse y decidiera tomar nuestro lugar en una cruz siendo nosotros rebeldes y estando muertos en nuestros delitos y pecados. Pero fue posible porque nada hay imposible para Dios. No hay explicación para que en un año de noticias amargas el amor por la Cruz de Cristo y la esperanza del cielo sean más dulces que nunca. Pero es posible porque nada hay imposible para Dios.

El mensaje de la Navidad no tiene que ver con explicaciones, el mensaje de la Navidad es que nada hay imposible para Dios. Que en esta Navidad en vez de explicaciones podamos celebrar al Dios de lo imposible.

 

Becky


All rights reserved. Rebecca Parrilla, December/2015.