Gracias a Dios terminé esta primera
fase de quimioterapia. En otro “post” compartiré algunos detalles del cuidado
amoroso y tierno de Dios para nosotros durante estos pasados meses. Mucha gente
me ha preguntado cuál es la próxima etapa. Pues estoy aprendiendo que el
protocolo médico para un paciente con cáncer de seno metastásico es un poco
diferente. La meta del tratamiento es el control de la enfermedad y mantener la
calidad de vida del paciente. El manejo es como el de una enfermedad crónica.
Eso significa que aunque terminé este ciclo de quimioterapia tengo que seguir
recibiendo indefinidamente otro tipo de terapias, en mi caso terapias
biológicas, que también se administran por infusión como la quimioterapia.
Significa que con una frecuencia determinada tengo que repetirme las pruebas
para ver si el cáncer está en remisión, si está presente pero estable, o si
está progresando y necesito un cambio de tratamiento. También significa
que otras terapias como radiación o cirugía son alternativas de tratamiento
dependiendo del estado de la condición.
¿Cuál es mi mayor crisis con esta
nueva realidad?
Que siento que mi vida tiene un gran
asterisco con una nota que dice “sujeto a cambio”. Y para alguien como yo que
le encaaaaaanta planificar esto es una crisis de proporciones mayores. Pero en
realidad desde antes del cáncer ya mi vida (y la de todos) tenía ese
asterisco. Dice Santiago 4:14-16: “¡y ni siquiera saben lo que
mañana será de su vida! Ustedes son como una neblina que aparece por un momento
y en seguida desaparece. Lo que deben decir es: «Si el Señor quiere, viviremos
y haremos esto o aquello.» En cambio, ustedes insisten en hablar
orgullosamente; y todo orgullo de esa clase es malo.”. No hay algo malo
en planificar y proyectarse en el futuro pero necesitamos un corazón que esté
todo el tiempo consciente de la total y absoluta dependencia que tenemos de
Dios. Lo que pensamos de nuestros planes y de nuestra vida sí importa y
glorifica a Dios o no. Dependemos de Dios para las cosas más extraordinarias y
para las cosas más cotidianas también.
¿Cuál es mi mayor fuente de
consuelo?
Que no tengo que tenerlo todo
resuelto. Que está bien que muchas veces no sepa manejar esta realidad. Yo
siempre he tenido bien presente que Cristo murió en mi lugar, que él murió la
muerte que me correspondía. Pero recientemente he comprendido mejor que él
también vivió una vida perfecta en mi lugar y eso se ha convertido en una gran
fuente de consuelo. Hay días que yo no sé llevar bien mi cruz. Hay días que yo
no sé ni quiero vivir con cáncer metastásico. TODOS tenemos algo
que no sabemos manejar bien. Pero SIEMPRE podremos acercarnos confiadamente al
trono de la gracia y hallar misericordia y gracia (Hebreos 4:16) porque Cristo
vivió perfectamente en nuestro lugar. El fue sometido a las mismas pruebas que
nosotros pero jamás pecó. Por eso se compadece de nuestras debilidades. Por eso
hay gracia para nuestros días buenos y para los días malos también.
¿Cuál es mi mayor reto?
Que las promesas del Señor para el
futuro impacten mi presente.
Frente a la tumba de Lázaro (Juan
11:21-26):
Marta le dijo a Jesús:
—Señor, si hubieras estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora Dios te dará todo lo que
le pidas.
Jesús le contestó:—Tu hermano
volverá a vivir.
Marta le dijo:
—Sí, ya sé que volverá a vivir
cuando los muertos resuciten, en el día último.
Jesús le dijo entonces:
—Yo soy la resurrección y la vida.
El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que todavía está vivo
y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?”
Marta miraba a la distancia las
promesas del Señor pero no representaron para ella un alivio inmediato. No sólo
porque la tumba y el hedor de cuatro días de muerto estaban frente a ella sino
porque ella aún no entendía bien quién era Jesús. Pero Jesús antes de mostrar
su poder se reveló a sí mismo y le dijo: “Yo Soy”. Jesús le aclaró que no
sólo era capaz de pedir al Padre por resurrección y vida para Lázaro, sino que
él era todas esas cosas; que él era el vencedor sobre la muerte; que él era el
Mesías; que él era la vida que Lázaro estando muerto necesitaba pero era la vida
que Marta estando viva necesitaba también. Frente a estos escenarios no es
suficiente saber lo que Dios puede hacer más adelante, en los próximos meses.
Frente a estos escenarios no es suficiente ver la demostración del poder de
Dios. Lo que necesitamos es que el “Yo Soy” que venció el pecado y la
muerte impacte nuestro “hoy” aún frente a las “tumbas y el hedor a muerte”.
Gracias por la cobertura de oración
y por la manera tan extravagante en la que nos han amado estos pasados meses.
Seguimos a la expectativa de lo que Dios quiere y puede hacer. Puedes acompañarme en Instagram
(@becksparrilla) o en Twitter (@beckyparrilla).
Becky
All rights reserved. Rebecca Parrilla (July 2015)
DIOS NOS ENSENA A TRAVÉS DE TU TESTIMONIO
ReplyDeleteGloria a Dios!
DeleteDios esta presente
ReplyDeleteWow, hermoso mensaje! Dios te siga bendiciendo y fortaleciendo!
ReplyDeleteGloria a Dios! Gracias!
Delete;-)
ReplyDeleteAleluya Becky, Es maravilloso ver a Dios resplandecer donde creímos que sería imposible. ESTÁ EN TI Y A TRAVÉS DE TI. Un abrazo
ReplyDeleteUn abrazo!
DeleteRebecca te he escuchado tantas veces predicar poderosamente!!!
ReplyDelete1. Eres el Moisés de alguien
2. De Jonas, un mensaje bello
Eres especial, espero que así como un día Dios sano a Mizraim de cáncer, REPITA ese milagro en tu vida y puedas continuar proclamando esa palabra poderosa!!! Dios te bendiga de toda forma y manera que solo El sabe hacerlo!!!
Amen! A Dios la gloria siempre. Un abrazo!
DeleteGracias Becky, ciertamente Papá se glorifica en y a través de nosotros. Aveces pienso que no es tan mala esta condición puesto que aunque reduce muchos cuerpos, engrandece muchos espíritus que en unidad plena con el Espíritu de Dios, nos purifica y le glorifica.
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